La necesidad de cambiar

Parece que nadie está dispuesto a esperar; clientes, competidores, proveedores, tecnología… nuestros equipos… todo va muy rápido. Si en el año 2500 A.C. la información viajaba a la velocidad del caballo, en el año 1850, en la época de Napoleón no había mejorado sustancialmente. En los últimos 100 años, la vida ha pasado a ser “en directo”. Hoy podemos vivir la vida de cualquier parte del mundo “en directo”, al instante, y esto tiene un impacto en nuestra vida. Y a esta velocidad, ¡nadie está dispuesto a esperar!

Los nuevos desafíos están aquí y ahora

Cuando hablamos de retos, de desafíos, muchas veces los tratamos como si “estuvieran por llegar”, pero la realidad es muy tozuda.
Ante las nuevas situaciones, la vida podemos abordarla básicamente desde una posición de “negación”, aplicando nuestras estrategias de huida, para no ver y no ser conscientes de lo que está pasando a nuestro alrededor. Otra de las estrategias es la de “resistirnos” a lo que está pasando echando las culpas a lo que pasa a nuestro alrededor o cuando nos bloqueamos en los círculos de preocupación (S. Covey).

Ante los nuevos desafíos la primera estrategia es estar abierto a los cambios y aceptarlos. Y aceptar no es resignarse ni estar de acuerdo, ya que aceptar requiere de acción y aprendizaje

La percepción del cambio en nuestra gente

Los líderes de las organizaciones percibimos que tenemos que cambiar, algunas veces sabemos que algo hay que hacer y otras muchas no sabemos cómo hacerlo.

En MAX Estrem nos hemos especializado en cómo acompañar a los comités de dirección en el despliegue de su visión. Y estamos seguros de que a muchos os pasa lo mismo, no siempre todos miembros de un equipo comparten la misma visión.

Cambiar significa saber qué y no saber cómo. Cambiar es ir a hacia algo nuevo, salir de nuestra zona de actuación habitual y aprender.

Si sabemos dónde ir y sabemos cómo, probablemente no sea ni un cambio ni estemos aprendiendo, ya que si sabemos cómo, no es aprender. Si sabemos qué y cómo, probablemente será un cambio de magnitud menor.

La necesidad de cambiar

Otro elemento interesante es cómo funciona nuestra forma de abordar las situaciones nuevas. Cuando en los equipos se plantea alguna nueva opción, idea, propuesta, muchas veces aparece el “buffff… ¡imposible!”. ¿Os suena? Nosotros le llamamos “la trampa de lo imposible”, ya que inconscientemente bloqueamos el qué porque no sabemos cómo. Y eso nos impide avanzar y crear.

Un desafío implica tener un qué inspirador y un cómo que no se sabe, que debemos aprender.

Para MAX Estrem, este es el mayor problema, cualquier cosa que plantee un líder en estas condiciones, va a ser cuestionado y percibido con desconfianza. Esto me lleva a otras reflexiones de lo que está pasando ahora.

  • ¿Quién está liderando hoy a mis empleados?
  • ¿Quién tiene más credibilidad hoy para mi plantilla?
  • ¿Cuándo un empleado tiene problemas, a quien se encomienda hoy?
  • ¿Qué canales de comunicación directa tienen los directivos? ¿estamos el tiempo suficiente con nuestra gente? ¿estoy más cómodo en mi despacho, en la planta (o en la red, o en la tienda…)?
  • Cuando hablo de mis empleados, ¿hablo de la plantilla o de mi plantilla?
  • ¿Cuál es el estilo de liderazgo de mi equipo de líderes?
  • ¿Todos los líderes se sienten líderes?

Y con este panorama bastante desalentador, si es necesario cambiar para ser sostenibles en el futuro, si los cambios están aquí y se hace necesario cambiar, si la gran mayoría piensa que debemos de cambiar y que los cambios hasta ahora no son suficientes… ¿quién va a liderar el cambio?